maternidad

MI BEBÉ LLORABA Y YO LLORABA CON ELLA

Cuando estamos embarazadas por primera vez nos llega mucha información de nuestro entorno. La intentamos gestionar como podemos, hacemos nuestros planes cogiendo un poco de aquí, otro poco de allí… «Esto que me dijo mi amiga me parece buena idea», «pues aquello que hizo mi vecina creo que es la mejor opción», etc.

Creamos nuestro mapa mental perfecto en base a unas expectativas sobre algo que aún no se ha materializado. Entonces nace nuestro bebé y aterrizamos en el mundo real. Con sus luces, sus sombras, sus millones de colores, sus momentos de felicidad máxima que te explota el corazón, con sus momentos de desesperación extrema…

Y allí es cuando queremos encajar nuestra realidad dentro de nuestro esquema mental previo. ¡SORPRESA! No encaja ni va a encajar. Puede que en alguna cosa vaya como un guante y eso te gratifique sobremanera, pero prepárate para lo que no lo haga.

Romper esquemas, decidir amoldarnos en vez de amoldar, no es fácil. ¡Pero si yo pensaba…!, ¡Pero si yo creía…! Y resulta que no. Bueno o que no todo es como pensábamos.

De hecho es así hasta tal punto que ni nosotras sabemos cómo vamos a reaccionar en esa situación nueva para nosotras. Cuando el foco principal se ponga sobre nosotras. No sabemos los sentimientos que van a aflorar y cómo vamos a sostenerlos y gestionarlos.

Para poner un ejemplo; Cuando mi hija mayor iba a nacer, preparé todas sus cosas, su cuna, su cochecito, su ropa, etc. Había oído hablar del colecho (no tanto como ahora) y me parecía una idea horrible. «¿Y si le doy un golpe mientras duermo?», «¿Y si estamos enfermos y se lo contagiamos? No es higiénico.» Y así un montón de cosas que había escuchado y que me parecía TAN lógicas! En mi cabeza de mujer no madre aún.

Nace Gina y me encuentro que cada vez que su diminuto cuerpecito tocaba cualquier superficie era como si la posara encima de una cama de pinchos afilados rociados con veneno. Vaya bofetada me llevé! Del derecho y del revés. Pero a ver; ¿Qué hago mal? Se duerme plácidamente mientras mama o en brazos, la dejamos boca arriba como indica la recomendación actual de pediatría y de repente empiezan los gritos y los llantos. Entonces lo más lógico es pensar… se tiene que acostumbrar.

En mi esquema mental, mi hija puede que llorara un poco si la dejaba en la cuna, pero terminaría durmiéndose cual angelito feliz. Pero no, mi bebé lloraba y yo lloraba con ella. Porque YO no era capaz de sostener eso. No era capaz de hacer que mi hija estuviera feliz en su cuna y no era capaz de soportar dejarla llorar. Pero mi sentimiento de «he dicho que el colecho es lo peor y no pienso recular» seguía ahí. Por lo que me resistí durante mes y medio a meter a mi hija en mi cama y estuve durmiendo durante ese tiempo sentada con ella en brazos. ¿Suena absurdo verdad?

Ahora el tema del colecho está muy extendido, así que no te quedes en el ejemplo. Piensa en tus planes por ejemplo: «se tiene que acostumbrar a nuestro ritmo y nos lo llevamos a todo» y quizás puedas, o quizás termines estresada y aislada en un rincón mientras tu bebé llora porque quiere estar en casa para dormir. Piensa en «a los 6 meses a dormir en su habitación», piensa en «quiero que vaya a la guardería para que socialice», piensa en «le daré pecho hasta que me reincorpore al trabajo remunerado». Y como eso mil ejemplos de cosas que pensamos antes de que llegue el momento y quizás haremos, o no.

Porque no conocemos a nuestro bebé, su personalidad. Y porque no nos conocemos a nosotras mismas siendo madres de ESE bebé. Yo me he tragado tantas cosas que dije en el embarazo de mi hija mayor, que durante el de Chloe ya no dije nada. Vivir al día, no pensar más allá, es lo que mejor me ha funcionado. Y reconozco que aunque hay cosas que son inevitables pensar, estar predispuesto a que éstas puedan cambiar te alivia mucho el sentimiento de culpa, de fracaso, en caso de no conseguir encajar esos planes a tu realidad.

Ser madre es un estado de constante evolución y enriquecimiento. De cambio, de transformación. De ponernos a prueba cada día y de superarlo. De descubrir lo maravillosa y lo dura que es la maternidad. De abrir nuestra mente a lo desconocido sin prejuicios.

Cuéntame; ¿Has sentido frustración al no conseguir lograr algunas de tus expectativas como madre? Gracias por estar ahí una semana más. ¡Que tengas una feliz semana!

FOTO: LAURA ESPADALÉ

6 Comentarios

  1. Alejandra

    2 abril, 2020 at 23:54

    Pfff! He tenido que tragarme varias frases que dije antes de ser madre. «Yo jamás pediría silencio para que no despertara, yo jamás haría colecho, yo jamás dejaría mi profesión, yo jamás…»Gracias por tu blog.

    1. La Mamisis

      7 abril, 2020 at 11:47

      Todas nos tragamos tantas cosas… Lo bueno es aprender de ello y luego no recordarle a las nuevas madres lo que dijeron y no han cumplido. Gracias por leerme Alejandra. Un abrazo 🙂

  2. Nuria

    1 abril, 2020 at 23:28

    Cuánta razón!!! Yo también tuve mi pelea con el colecho. Me daba terror tener a mi bebé durmiendo al lado pero cada vez que la ponía en el moisés se despertaba y al final terminé cediendo. De lo contrario la falta de sueño me iba a desquiciar. Ahora tiene 10 meses y sigue durmiendo con nosotros, a veces en su cuna de colecho y otras a mi lado. Tenía clarísimo que a los 6 meses se iba a su cama pero también me di de narices con la realidad. Ella necesita nuestro confort para dormirse y no lo voy a sustituir por algo material. ¿Por qué le voy a dar un chupete, un peluche, una mantita o dejarla llorar desconsoladamente durante horas para que se ‘acostumbre’? Y ahí sentí como si me hubieran intentado persuadir de que si mi hija quería nuestro cariño por la noche debíamos negarselo o sustituirlo con un objeto. Nunca pensé lo vital que es durante la maternidad rodearse de personas que entiendan que cada bebé es un mundo y no pasa nada si no puedes seguir a raja tabla el manual de la perfecta madre que nos venden.

    1. La Mamisis

      2 abril, 2020 at 11:54

      Al final, aceptar que nuestras expectativas no se cumplen y que NO PASA NADA es difícil y a la vez liberador. ¿Verdad? Y de puertas para dentro, nosotras ponemos nuestras reglas y sabemos qué necesita nuestro bebé y qué necesitamos nosotras. Gracias por leerme! Un abrazo Núria 🙂

  3. Noemí

    1 abril, 2020 at 23:16

    Cuánta razón tienes!!! Yo también tenía muchas ideas preconcebidas en mi cabeza y cuando nació mi peke me tiró unas cuantas por la ventana… Y yo me he sentido peor que frustrada… me he sentido inepta. Pero poco a poco me he ido queriendo como madre pensando que justamente ese sentimiento significaba que quería hacer lo mejor posible para él.
    Un abrazo!

    1. La Mamisis

      2 abril, 2020 at 11:58

      Todas nos sentimos «ineptas» cuando lo que somos es simplemente primerizas. Y no pasaría nada si dijéramos: No sé hacerlo, estoy aprendiendo. COMO TODOS. Pero en la maternidad todos opinan, todo el mundo sabe mucho y nos marcamos listones irreales. Gracias por compartir tu experiencia. Un abrazo 🙂

Responder a Noemí Cancel