maternidad

MAMÁ PRIMERIZA CON BEBÉ DE ALTA DEMANDA

Cuando estaba embarazada de Gina la frase que más me repetía la gente era: «Prepárate para no dormir». He de decir que yo sufro un insomnio brutal durante los embarazos, por lo que pensaba… el aviso llega tarde, ya hace meses que no puedo dormir así que vaya novedad.

Sabía por amigas y conocidas que la maternidad te quita muchas horas de sueño, pero estás tan feliz y tan impaciente por conocer a tu bebé que te da igual lo que la gente te diga. Además es algo que ya te encontrarás. Que sí, que los bebés necesitan comer cada pocas horas, vale! Que el pecho es a demanda, vale!

Entonces nace Gina, después de un parto largo como conté en la publicación anterior, y nos encontramos con lo que aún ni sabíamos que existía: un bebé de alta demanda. Un bebé que no se despega de la teta mientras duerme y cuando la suelta abre los ojos y empieza a gritar. Un bebé al que no le gusta la posición horizontal y sólo consiente que lo sujetes verticalmente. Un bebé que grita como si lo mataran (y digo grita porque lo suyo no era llanto, eran gritos) cada vez que lo ponías en el cochecito o la cuna o cualquier artilugio que habíamos comprado con todo el amor del mundo.

Eso me llevó a dormir sentada (bueno semi recostada) con la niña encima del pecho durante mes y medio. No había manera de que su cuerpo tocara el colchón, tenía que ser encima mío y vertical. Una posición nada cómoda con los puntos de la episiotomía…

Tuvo cólicos, como la mayoría de bebés, pero eso no fue lo peor. Para dormirla cada noche tenía que ponerla en el fular e ir haciendo sentadillas mientras cantaba en bucle canciones inventadas. Así horas y horas. Cuando se dormía y ya no notaba las piernas de tanto hacer sentadillas o saltitos, me sentaba con sumo cuidado, pero en cuanto mi culo tocaba la silla, sus ojos se abrían como platos y vuelta a empezar.

La gente insistía en que era culpa nuestra, que la habíamos malacostumbrado. Pero nosotros sabíamos que era imposible, ya que fue así desde el momento en que nació. Nos olvidamos de la cuna, el moisés, la hamaca, el cochecito y el chupete. Intentarlo era enfadarla y empezar un bucle de gritos sin consuelo que nuestros oídos ya no podían permitirse.

Vimos amanecer tantos días que cuando llegaba la tarde nos moríamos del asco sólo de pensar lo que nos esperaba. A pesar de que mi marido trabajaba fuera de casa, llegaba un momento de la noche en que no notaba los brazos y necesitaba un relevo, ya que la niña era muy grande y moverla en posición vertical cansa muchísimo.

En una de esas noches de no dormir, encontré un artículo que parecía que estaba hablando de ella; Bebés de alta demanda. ¿En serio eso existe? Pues sí existen. ¡Vaya si existen! Hasta entonces no sabía por qué mi hija no lloraba un poquito y luego se calmaba, sino que cuando empezaban sus gritos iban en aumento y podía estar horas y horas. No sabía por qué sólo quería la verticalidad, el movimiento, el canto, el contacto. No sabía por qué se dormía a la teta 10 min y luego podía estar horas y horas despierta con pocas semanas de vida.

En ese artículo, un pediatra explicaba que la situación mejoraba a los 3 meses aproximadamente. Pero no porque el bebé cambiara y dejara de ser de alta demanda, sino porque los padres ya lo conocían lo suficiente como para saber qué hacer para no contrariarlo. En ese momento desterramos el cochecito, directamente la porteábamos y nos hicimos con un arsenal de portabebés. Desterramos por tanto la cuna, el moisés y la cuna colecho y nuestra vida mejoró. Después de mes y medio de dormir sentada, empezó a aceptar que me fuera tumbando hasta terminar ella en el colchón pegada a mí y mamando TODA la noche. Empezamos a salir a la calle, a dormir algunas horas por la noche (no muchas y muy incómoda por dormir con la niña enganchada en el pecho), aunque si se despertaba por algún motivo, la única manera era dormirla en brazos y en movimiento vertical.

Gina cumplía con todos los requisitos para ser un bebé de alta demanda; necesidad de contacto constante, verticalidad, movimiento, llorar a gritos e ir exponencialmente en aumento en vez de calmarse… Pero no todas las características de estos bebés son «malas». También ha sido una niña que se ha desarrollado psicomotrizmente muy rápido, a los 7 meses ya gateaba y es una niña muy muy cariñosa. Con dos años y medio sigue necesitando mucha atención, no juega sola como otros niños, pero es tan divertida que te partes de risa con lo que te dice o hace.

Para despedirme esta semana sólo quiero decir que; si estás en esas primeras semanas/meses con un bebé de alta demanda… TE ENTIENDO Y TE ABRAZO porque es muy muy duro. Mejora con el tiempo, os iréis conociendo y esa época tan oscura irá viendo la luz. Gina durmió su primera hora sola en la cuna (sí 1h pero nos pareció una barbaridad) a los 9 meses. Durmió su primera noche del tirón en la cuna a los 17 meses y a día de hoy sigue durmiendo en una cama en nuestra habitación. Así que mi consejo es SOBREVIVID como podáis al día a día. Nadie conoce a vuestro bebé como vosotrxs y los días irán pasando. ¡Hasta la semana que viene!

2 Comentarios

  1. Maria de los Angeles

    14 agosto, 2019 at 20:11

    El relato es tan duro como cierto,y muchas mamás se sentirán identificadas así que ánimo a todas que lo importante en la vida para todas las cosas,es cómo acaban y no como empiezan

    1. La Mamisis

      14 agosto, 2019 at 23:23

      Gracias por leerme, un abrazo 🙂

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